Final de temporada

Final de temporada
POR MIS PENSAMIENTOS SINDICALISTAS CONCLUIMOS LA PRIMERA TEMPORADA

27 de marzo de 2014

445

Para muchos los sueños son realidades, para otros son solo imaginarios insignificantes pero en esta historia fue un premio mayor. En febrero de 1996 en la libertad del barrio, entre tormentas de arena por las calles debido a la brisa fuerte motilona e inicios de la adolescencia, en un arrendado primer piso donde no había espacio para correr ni triunfar, en las afueras un butaco con acolchado de caucho debajo de unas escaleras que conducían a un segundo piso de buenas espaldas y hermandad. Cierta noche al cerrar los ojos luego de una escolar jornada de cuadernos, tareas y láminas para el álbum de Caballeros del Zodiaco compradas gracias al aguantar la comida del recreo, trajinado por la ruta de Carcamo que conducía a casa, entre parpadeo lucha con la almohada y somnolencia profunda invoco a Morfeo quien lo transporto a un juego al azar; en un malecón lleno de gente quienes se volcaban a observar un carro amarillo que llamaba la atención por su brillo, figura y por estar encima de una carroza con un letrero que titulaba: Me Rifan. Sigilosamente entre el rio de gente, caminando con misticidad para detallar la algarabía del anunciante que con megáfono en mano promocionaba este último modelo al azar.

Con cuerpo delgado se mezcló entre adultos que se encontraban espectadores alrededor del anunciante, escabullido llego hasta la primera fila y con ojos sorprendidos vio su primer Déjà vu hecho máquina de sueños; tanto el color y la forma colmaron la atención prestada que hasta soñó en el sueño que era un carro sacado de láminas de colección automotrices. La bulla y conmoción obligo a dar unos pasos para poder escuchar mejor la noticia que todo el mundo esperaba, el resultado del número ganador del último modelo con tal destino que escucho al final del sueño: - ¡¡¡… y el ganador es el número 445!!!

Al abrir los ojos en el amanecer lo primero que observo al otro lado de la ventana fue el mismo carro, con incertidumbre no sabía si había aun soñaba o si ya había despertado mas sin embargo un grito desde la sala solicitando ir a la tienda corroboraba la realidad.

Con la alucinación del sueño hecha nudo en la garganta para entender su interpretación, que más persona para descifrar el mismo que su propia madre. Sin guardar ningún detalle declaro lo soñado y con una exclamación abrazo y dijo al somnoliento: -Ojala se te cumpla el sueño.

Incrédula pero con dudas sobre el sueño de su hijo, escucho que en el segundo piso rifaban un Hyundai último modelo con las mismas características detalladas escuchadas; al llegar su esposo del trabajo y servirle la comida a la mesa comento lo soñado y lo relaciono como coincidencia con el carro parqueado al frente y en rifa, motivando a comprar una boleta con el número soñado, pero con una negación rotunda por la incredulidad a estos acontecimientos que fue derrocada por una cara angelical que hizo cambiar la decisión. Corriendo hasta las mil boletas de tres cifras para elegir la soñada, se jugó a la suerte el sueño que podría valer millones de ganancias o un asunto más como tema de mesa burlona.

El número de la suerte meses después jugaba el sueño, con tan mala memoria que se había olvidado todo lo acontecido, el viernes 6 de septiembre mañana y tarde fueron normales, la noche fue diferente pues todos durmiendo fueron despertados por una algarabía que tocaba fuerte y reiteradamente a la puerta que fue ignorada por pensar que se trataba de gente equivocada, hasta tal punto que abrieron una ventana para saber lo que querían: - Se ganaron el carro.

La ingenuidad y cansancio emitieron unos regaños por molestar a esas horas de la noche, pero insistieron a tal punto que gritaron eufóricamente: - Se ganaron el carro.

La madre que no lo podía entender, cayó en razón recordó la fecha y el premio mayor, el organizador de la rifa anuncio la victoria con del carro con el número 445 e inmediato llamaron a distancia al dueño del hogar para informar que la boleta fue la ganadora; entre risas y sueños cumplidos se despertó toda la casa gritando: - Nos ganamos el carro.

¿Coincidencia o casualidad? El carro estuvo siete meses parqueado frente a la ventana. Otros ingenuos de la casa no creyeron y siguieron durmiendo; a la mañana siguiente con baldes y trapos se estrenó el brillo del carro.

Quince días duro la alegría, pues se trataba del primer carro en posesión de la familia, un mal negociante se acercó al carro y lo cambio por una casa, el objeto principal del sueño tenía ahora un mal dueño que lo estrello y lo dejo convertido en chatarra, mientras la casa se convirtió en un sueño cumplido.

A la fecha se espera que los sueños del personaje principal sigan arrojando números afortunados, pues el 445 paso de ser sueño a una realidad y el personaje un enigma que rompió todos los pronósticos inesperados, en fin los sueños no tienen precio, el precio daña mucha veces los sueños.